La respuesta policial y los enfoques punitivos están condenados a exacerbar los riesgos y daños, afectando desproporcionadamente a las comunidades marginadas.
Michaud y otros analizan el discurso público en torno al suministro más seguro, resaltando las implicaciones del pánico moral para las personas usuarias de drogas y el acceso a la salud.
La estigmatización, desigualdad racial y políticas restrictivas en la prescripción de fármacos siguen dificultando el acceso a tratamientos que salvan vidas, basados en evidencias.
Los Comités de ONG sobre Drogas en Viena y Nueva York publican un informe que describe los problemas, retos y oportunidades que experimentan organizaciones de la sociedad civil que trabajan en el ámbito de las drogas.
Rammohan et. al. informan de un descenso de las tasas de mortalidad por sobredosis en zonas con servicios de consumo supervisado, lo que subraya la necesidad y el valor de estas intervenciones.
Jegede et. al. analizan cómo el racismo sistémico contribuye a las desigualdades sanitarias y cómo la reducción de daños puede ser una herramienta para repararlas.